El Mundial de Pádel, que comenzó el 28 de octubre en Doha, marca un hito en la historia del deporte. Argentina, junto a España, es la única nación que ha conquistado el título en todas las categorías, y ahora busca reafirmar su posición en un contexto donde el pádel crece a pasos agigantados.

Desde 1992, el Mundial de Pádel se ha celebrado en 16 ediciones, cada dos años, y cuenta con 16 selecciones compitiendo por la gloria. En esta ocasión, la selección femenina de Argentina se medirá a Egipto y la masculina a Estados Unidos en su segundo partido del torneo, tras un exitoso debut contra Italia.

El pádel ha resurgido con fuerza en Argentina, captando la atención de muchos.  Actualmente, el país cuenta con 2,1 millones de jugadores, lo que representa una parte significativa de los 30 millones de jugadores que se estiman a nivel mundial. Este crecimiento se ha visto reflejado en la proliferación de canchas: en los últimos cinco años, se ha registrado un aumento del 159% en el número de pistas en Europa, tendencia que también se repite en Argentina.

La inclusión del pádel en eventos internacionales, como los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, donde la selección argentina obtuvo medallas en ambas categorías, demuestra el nivel competitivo del país. Además, el 40% de los jugadores a nivel global son mujeres, lo que indica una creciente participación femenina en este deporte.

El auge del pádel, que comenzó a vislumbrarse en 2015, se debe a varios factores. La modernización de canchas, con la sustitución del cemento por césped sintético, ha hecho el deporte más cómodo y accesible. La innovación en el equipamiento, con paletas más ligeras, mejora la experiencia de juego y atrae a nuevos jugadores.

Además, la creación del World Padel Tour (WPT) ha elevado la visibilidad del deporte a nivel internacional, generando un mayor interés. Su facilidad para aprender y jugar en grupo lo convierte en una opción popular para socializar, atrayendo a un público diverso. Finalmente, como uno de los primeros deportes habilitados tras la pandemia, el pádel se consolidó como una alternativa efectiva para mantenerse activo y socializar en tiempos difíciles. Estos factores han revitalizado el interés por el pádel, posicionándolo como una de las actividades recreativas más populares hoy en día.

La Asociación de Pádel Argentino (APA) trabaja arduamente para fomentar el desarrollo del deporte en todas las provincias, creando oportunidades para que jóvenes talentos se sumen y participen en competencias nacionales e internacionales.

El pádel ha trascendido su papel como simple entretenimiento para convertirse en un fenómeno deportivo que atrae a miles de personas. La creciente participación femenina, reflejada en torneos y competencias, es un indicador claro de este cambio. En Argentina, se organizan eventos locales casi todos los fines de semana, y las canchas proliferan en barrios y complejos deportivos. Además de su aspecto competitivo, el boom del pádel ha impactado positivamente en grupos de mujeres, madres, amigas y hermanas, convirtiéndose en un deporte que promueve la unión, la camaradería y un estilo de vida saludable. “Al principio me sumé como algo social para ver a mis amigas, pero después de un par de meses lo incorporé como deporte y hoy es mi entrenamiento", confirma Palmira, de 53 años, que persevera una vez por semana hace ya un año.

Con el Mundial de Pádel en marcha y un futuro prometedor, Argentina se enfrenta al desafío de mantener su estatus como potencia mundial en un deporte que no solo revive, sino que evoluciona, atrayendo a nuevas generaciones de jugadores y aficionados. La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta dónde puede llegar el pádel en los próximos años?