El precio de llegar a la punta: la accesibilidad de la Fórmula 1

Deportes01 de octubre de 2024 Por Chiara Perin

Un asiento en la F1 depende tanto del talento y el físico del piloto, como del respaldo de patrocinadores y los seres queridos. 

La máxima categoría del automovilismo es uno de los deportes más exclusivos del mundo. Con solo 20 asientos y 10 escuderías, la competencia excede la pista, y la pelea por los contratos es parte de la esencia del deporte. Así, el camino a la Fórmula 1 (F1) exige sacrificios por parte de los pilotos: desde dedicación y compromiso emocional, hasta inversiones económicas. 

En conversación con Juan Manuel “Cochito” López hace algunos meses, el expiloto y actual conductor de F1 en ESPN reflexionó acerca de la inclusividad del deporte y cómo se sigue manteniendo un ambiente de élite. “Cada vez es peor, me da la sensación. Cada vez es un ambiente más de gente que tiene dinero y es más difícil de acceder”, mencionaba. 

El caso de Cochito López refuerza lo que cuesta llegar a la categoría élite. Tras años de dedicación, soledad e inversión, entre 1986 y el 2012, con la crisis económica argentina del 2001, el asiento en F1 se le escapó de las manos. 

Colapinto ya corrió tres grandes premios en la máxima categoría, tiene seis por delante. El próximo es en Texas el 20 de octubre. Crédito: gentileza de Williams Racing.
Colapinto ya corrió tres grandes premios en la máxima categoría, tiene seis por delante. El próximo es en Texas el 20 de octubre. Crédito: gentileza de Williams Racing.

Hoy,  la F1 es furor en la Argentina por la llegada de Franco Colapinto, un jóven que con 21 años es el primer piloto nacional en correr en la máxima categoría en más de dos décadas. Debido a que el equipo Williams subió al jóven de la Fórmula 2 (F2) a la F1 en plena temporada para reemplazar a Logan Sargent, su llegada pareció repentina, pero es producto de una trayectoria de sacrificios. 

Meses antes, cuando recién se anunciaba la llegada de Colapinto a la F2, López explicaba de forma casi premonitoria: “La realidad es que tiene que haber un apoyo importante para mí del país si Franco quiere llegar a la F1, y también tener la suerte de que justo se produzca ese hueco en algún equipo, el espacio, en el momento justo, en el tiempo justo”. 

El automovilismo requiere dedicación y entrenamiento, pero también, un sacrificio emocional. Tanto el caso de Colapinto como el de López reflejan la soledad del camino a la F1. En su caso, como argentinos, para correr en la categoría internacional tuvieron que dejar su hogar para pasar gran parte de su tiempo solos en países desconocidos.

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A la Izquierda Cochito López con a Fernando Tornello en la cobertura de F1 en ESPN, a la derecha “Cocho” y León López. Crédito: gentileza de Juan Manuel “Cochito” López y LA NACION, respectivamente.

López tuvo la particularidad de que su padre -Osvaldo “Cocho” López- era piloto en otras categorías. Así, Cochito debió acostumbrarse a no tener la figura de un padre en su carrera. “Es un deporte donde hay muchos factores que influyen, no solamente el rendimiento personal -también tenés que tener un buen auto, un buen equipo-, y en todo eso es fundamental tener una persona de confianza al lado tuyo”, explicó López. “Es esencial hacerlo padre e hijo juntos, por lo menos al comienzo”. 

“En mi caso, como mi viejo estaba corriendo, estaba ocupado los fines de semana y a mi me costó muchísimo”, resumía y agregaba que hoy con su hijo León, que está corriendo en kartings, quiere hacer las cosas distintas. “Trato de estar siempre y si no puedo estar, prefiero que no lo haga, porque sé lo que es hacerlo solo y es realmente muy difícil”.  

Sin embargo, el sacrificio no es solo emocional. El automovilismo es uno de los deportes más caros del mundo. En la F1, los pilotos se convierten en celebridades millonarias, pero en sus comienzos, requiere una gran inversión. 

López advirtió que antes -en la década del 90- era más fácil. “Para los argentinos, la época del uno a uno fue una posibilidad única. Era mucho más fácil y accesible conseguir presupuestos para competir en Europa”, explicó y destacó los casos de Tuero, Mazzacane y Fontana. “Yo estuve en la puerta de entrada, pero justo me agarró el en 2001, cuando se armó todo el lío en la Argentina, sino posiblemente hubiera llegado también”, lamentó. 

El excorredor es menos optimista respecto a la situación actual. “Hoy, es realmente muy complicado para nosotros poder llegar a la F1, los costos son más altos y es más un deporte de millonarios”, explicó López. “Cada vez es más difícil, cada vez se necesitan más recursos para llegar”.

Ya que cada caso es diferente, no es fácil señalar con precisión cuánto cuesta llegar a la máxima categoría: a veces el piloto pasa un año en Fórmula 2, otras veces tres. Aún así, Enzo Mucci (@enzomucci_) -reconocido entrenador de pilotos, que estuvo involucrado en la carrera de nueve de los 20 corredores actuales en F1- detalla en su canal de Youtube algunas cifras. 

Con los gastos en combustible, entradas a competencias, los equipos y el costo de los viajes, Mucci estima que un año en kartings puede salir entre 60.000 y 250.000 euros. Como los pilotos empiezan alrededor de los siete años y deben tener 15 para ingresar a las categorías más altas, un joven puede estar siete años en esta primera etapa. 

Fórmula 4 ronda los 500.000 dólares por año; Fórmula 3, los 1.3 millones; y Fórmula 2, 2.3 millones. En cada una de estas categorías un piloto suele pasar dos años, por lo que el monto final rondaría los 8 millones de dólares.

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Este recorrido es el más elegido porque para alcanzar la F1 necesitan cumplir los requerimientos de la superlicencia de la Federation Internationale de l'Automobile (mejor conocido como la FIA). Necesitan: tener licencia de conducir y más de 18 años, tener una licencia de grado A de la FIA, rendir un examen teórico sobre F1, completar al menos el 80% de dos temporadas en alguna de las categorías de automovilismo individual permitidas y acumular 40 puntos en los tres años anteriores a la aplicación para entrar. Así, es casi indispensable pasar por estas ligas inferiores. Adicionalmente, esa superlicencia cuesta 10.400 euros y otros 2.100 por cada punto ganado en el campeonato del año anterior.

Es evidente que no todos los jóvenes que sueñan con ser corredores son multimillonarios, pero los pilotos no generan ganancias hasta después de llegar a F1. En las categorías menores, no solo los equipos no pagan un salario fijo, sino que los pilotos deben pagarle a las escuderías. Se estima que un piloto de F2 puede ganar entre 50.000 y 150.000 euros por temporada, pero estos ingresos suelen provenir de sponsors y se reinvierten para cubrir costos. 

Incluso, en la máxima categoría, cuando el deporte se convierte en profesión, los salarios varían. Según Forbes, en la temporada 2023, el salario más alto fue de 70 millones de dólares para Max Verstappen, quien ganó su tercer título Red Bull en el campeonato mundial.  Al fondo de la lista, Lance Stroll (10º en el campeonato), Nico Hulkenberg (16º) y Zhou Guanyu (18º) empataron con 2 millones de dólares. 

Así, un actor clave en la carrera de los pilotos y las escuderías es el sponsor. Un logo en la pintura del auto o un casco puede ser determinante. Aún con el límite de gastos impuesto por la FIA en 2021, la brecha entre los mejores y peores equipos de la F1 puede definirse por la inversión económica. Quién paga más obtiene el mejor ingeniero, el mejor piloto, el mejor motor. Mientras que equipos nuevos y más pequeños como Haas racionan sus gastos. 

La inversión de los sponsors y la visibilización que traen para atraer aún más apoyo financiero juega un rol muy importante. El caso de Franco Colapinto con Williams ejemplifica este poder. En los últimos años, Colapinto movilizó a los argentinos para crear tendencias en redes como #FrancoColapintoaF2 para conseguir el apoyo que necesitaba. Así es que el jóven consiguió la ayuda del músico Bizarrap y de grandes empresas argentinas como Mercado Libre y Globant, y logró ascender a la F2. 

Con ese soporte, el argentino entró a la academia de pilotos de la escudería Williams, quienes lo subieron a la F1 para cerrar la temporada de 2024. Por su parte, Williams no solo ganó un nuevo talento, sino que recibió la ayuda indispensable de grandes auspiciantes -Mercado Libre y Globant- que se volcaron en la escudería para continuar apoyando al corredor. 

Para alcanzar la Fórmula 1, un piloto necesita talento, dedicación, plata y sacrificios. Y aún con todos esos ingredientes, el puesto entre los 20 mejores corredores del mundo no está asegurado.  Lo que no quiere decir que el esfuerzo sea en vano. Aún sin cumplir ese sueño, López no se arrepiente de nada porque comprende que todo lo que hizo lo llevó a donde está hoy. “Por ahí podría haber elegido dedicarme más al automovilismo nacional y seguramente hubiera triunfado mucho más, pero mi meta siempre fue muy clara y era correr en Europa y llegar a Fórmula 1”, planteaba. “Momentos de tristeza siempre hubo, sobre todo estando afuera solo o cuando los resultados no acompañan, pero es parte de la que uno elige y son momentos de tristeza que con un buen resultado se olvidan rápido”. 

Colapinto, en cambio, enfrenta un horizonte de posibilidades con seis grandes premios por delante -el próximo es el Gran Premio de los Estados Unidos el 20 de octubre, en Texas-. El joven argentino hoy no solo busca ganar puntos en el campeonato, sino también impactar a las escuderías para negociar su lugar definitivo en la gran categoría. 

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