El regreso de la Fórmula 1 a la Argentina: una realidad próxima u otro falso arranque
Michael Schumacher, Mika Hakkinen y Eddie Irvine se bañaron en champán en el último podio del Gran Premio de la Argentina, el 12 de abril de 1998. Desde ese entonces, la Fórmula 1 no ha regresado al país. Los fanáticos nacionales sueñan hace más de dos décadas con presenciar el espectáculo de la máxima categoría en el autódromo Oscar y Juan Gálvez, y las ansias solo han aumentado desde la llegada del argentino Franco Colapinto.
En las últimas semanas, los rumores comenzaron a circular y el regreso de F1 al país parece inminente. Pero no es la primera vez que el gobierno argentino buscó hospedar a la categoría elite. En 2012, Cristina Fernández de Kirchner realizó una promesa vacía al anunciar que el país se sumaría al campeonato mundial con un circuito callejero en Mar del Plata. Cada administración posterior continuó con la falsa ilusión. Desde Mauricio Macri y Horacio Rodriguez Larreta, hasta Matías Lammens con Alberto Fernández. Con cada nuevo gobierno resurgió la esperanza, pero ninguno logró concretarla. Es de esperarse que el presidente Javier Milei comparta ese sueño, pero quedará por ver si logra romper el patrón.
Aún así, esta vez el aire se siente diferente. Las autoridades del automovilismo han soltado comentarios inocentes o hasta planes más contundentes. Stefano Domenicali, CEO de Formula One Management, sugirió que el regreso era una posibilidad hace algunas semanas en el Circuito de las Américas, en Austin. Según reportó el medio Motorsport, en diálogo con Martín Migoya, director ejecutivo de Globant, acerca de Colapinto y la Argentina, Domenicali dijo: “Espero de verdad que todo esto, todo lo que estás haciendo por tu país y también lo que está haciendo Franco -que es genial para tu país-, ojalá le dé, más pronto que tarde, la posibilidad de que Sudamérica sea sede no sólo con México -en Centroamérica-, y Sao Paulo en Brasil... ¿por qué no?”. En aquella ocasión, Domenicali resaltó la importancia de que las autoridades locales colaborarán con el proyecto. “Como siempre en la vida, en cualquier matrimonio hay que ser dos”, dijo el italiano según Motorsport.
En ese marco, Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deporte, anunció en Radio Mitre que el 1 de noviembre asistirá al gran premio de San Pablo, Brasil, para conversar sobre el tema con el presidente de Liberty Media (la empresa a cargo de los Grandes Premios), el presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y el presidente del Automóvil Club Argentino (ACA). El funcionario insistió en que el proyecto contaría con la inversión de capitales privados para asegurar las condiciones necesarias e incluso, Eugenio Breard, presidente de la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) del ACA, estimó que el proyecto apunta hacia el 2027, según indicó el medio Carburando.
Ahora bien, ¿qué se necesita para que la Fórmula 1 regrese al país? Eduardo Baca, vicepresidente de CDA, comenta: “Hay diferentes problemas que confluyen, internos y externos”. Baca explica que los internos se vinculan a temas económicos, la organización y al pago de derechos, que es sumamente elevado. Mientras que los externos incluyen la necesidad de cumplir con los requerimientos de la FIA. “El autódromo debe estar homologado, autorizado, a ser grado uno, que es el máximo de la escala. Hoy el autódromo de CABA es grado cuatro”, detalla.
Mientras que la ciudad de Buenos Aires no plantea impedimentos para el evento, según Baca el Autódromo Oscar y Juan Gálvez debe “replantearse totalmente”. El experto señala que ya existen planos de la FIA que indican las mejoras que se deberían realizar. Por ejemplo, enumera: ensanchar la pista de ocho a 11 metros, tirar abajo los boxes actuales para construir nuevos, sacar las viejas tribunas por cuestiones de seguridad y agregar mayor capacidad para permitir una mayor recaudación, tender fibra óptica por debajo del circuito para la transmisión en TV y las comunicaciones, y muchas medidas más.
Evidentemente, todos las actualizaciones requieren una gran inversión. El vicepresidente de CDA estima que la puesta en valor de la infraestructura del circuito rondaría los 100 millones de dólares por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) que es propietario del autódromo. Como anunció Scioli, Baca confirma: “Sin duda este gobierno dejará en manos de privados la inversión de cerca de 200 millones de dólares”.
En el Gran Premio de Estados Unidos el pasado domingo 20 de octubre, según Baca, el ACA se reunió con las máximas autoridades de empresas -como Globant, Mercadolibre, Celulosa, Big Box, Ypf y Quilmes- para analizar el proyecto de inversión. No es casualidad que todas las compañías mencionadas sean sponsors de Franco Colapinto. Globant, por ejemplo, no solo auspicia al jóven piloto, sino también a la Fórmula 1 en general.
La presencia de Colapinto en la parrilla definitivamente puso los ojos de las marcas, el gobierno y la gente en el tema. La misma Fórmula 1 demuestra un gran interés en el joven con sus publicaciones en español en redes sociales, algo que nunca había hecho antes. Si Colapinto logra asegurar un lugar, el regreso de la F1 al país sería inminente. Su presencia renueva el fanatismo y la relación histórica que el automovilismo tiene con la Argentina desde sus inicios con Fangio como pionero.
El alto costo tiene una alta ganancia. Baca explica que los grandes premios de F1 son grandes promotores de países y ciudades. “El flujo de ingreso de divisas, puestos de trabajo y la marca país o ciudad reciben un retorno importante”, señala y ejemplifica con el caso de México: “Tuvo un costo de 800 mil dólares, con un autódromo ya hecho, e ingresaron en divisas más de 1.000 millones de dólares”.
Aún después de tener el circuito listo, los gastos no terminan. Para mantener su lugar en el calendario -que actualmente tiene solo 24 grandes premios- el país debe pagar una tarifa a Liberty anual. Según un artículo del Michigan Journal of Economics, el valor por pagar ronda entre los 15 y los 50 millones de dólares y aumenta según la época del año, por ejemplo, carreras hacia el final de la temporada como el Gran Premio de Qatar deben pagar más. Entonces, además de las inversiones privadas, es necesario que el gobierno de turno se comprometa con la inversión porque lo más probable es que el contrato exija alrededor de 35 millones de dólares por, por lo menos, tres o cuatro años.
El artículo agrega que las ganancias generadas por los sponsors de la pista y los derechos de transmisión no van al país, sino que también se derivan a Liberty Media. De esta manera, los dueños del circuito solo ganan con la venta de entradas.
Baca concuerda que el gran conflicto es la situación económica nacional e insiste en que el valor de la entrada para las carreras no es un tema menor. “Una entrada para un gran premio de F1 sale desde 200 dólares a 10.000 dólares”, advierte y comenta que, aunque se está lejos de pensar cuánto se cobraría una entrada, es evidente que “no serán económicas”. De todos modos, se estima que los precios serían similares a los de una carrera promedio, como Brasil, y no llegarán aextremos como el caso de Las Vegas. Con el fanatismo, la historia y la potencial presencia de Colapinto, sin dudas habrá un gran público interesado.
Aún con todos los requisitos cubiertos, Baca opina: “Liberty debe tener 10 países en lista de espera para hacer un gran premio. Si bien lo de Franco ayuda no es motivo fundamental para lograrlo”. Al final del día, la F1 es la categoría elite del automovilismo y tanto para los pilotos, como para los circuitos es difícil ingresar. Liberty tendrá que evaluar el caso argentino de entre los diferentes candidatos y seleccionar el próximo gran premio según cuánto pagan y si cumplen con las condiciones de pista.
Con respecto a la fecha estimada, Baca es más precavido que Breard. “No se puede arriesgar fecha, porque recién en noviembre comienzan formalmente las conversaciones entre el ACA, que representa a la FIA en Argentina, y Liberty para hablar de posibilidades”, detalla el vicepresidente de CDA. Con cinco carreras en América, llevará su tiempo asegurar el lugar.