Crece la tensión entre las condiciones laborales de los jóvenes y las exigencias del mercado inmobiliario

Ciudad08 de octubre de 2024 Por Abril García Martínez

Las exigencias más comunes incluyen un recibo de sueldo que triplique el valor del alquiler, una garantía, y un depósito. 

Según un informe realizado por las asociaciones Inquilinos Agrupados y Ni Una Menos, la edad promedio de emancipación de los jóvenes argentinos oscila entre los 26 y los 30 años. Esto se debe a la fuerte relación entre las condiciones laborales de los menores de 25 años y las exigencias del mercado inmobiliario. El reporte fue desarrollado para analizar en qué situación económica y de vivienda se encuentran los inquilinos en septiembre de 2024, a nueve meses de la derogación de la ley de alquileres

Entre otras conclusiones, se observa que las condiciones laborales de los jóvenes no siempre cumplen los estándares que piden muchos propietarios a la hora alquilar sus inmuebles, pero ¿cuáles son esos requisitos? Claudio García Alvarenga, de la inmobiliaria Tizado Propiedades, explica que lo más común es que los propietarios exijan cuatro cosas a sus potenciales inquilinos: una demostración de ingresos suficientes que no superen el 30% de sus gastos mensuales, algún tipo de garantía (que puede ser el título de una propiedad inmueble, un aval bancario, o un seguro de caución), un garante, es decir, alguien que asuma los mismos compromisos que el inquilino; y un depósito (suma de dinero para asegurar que el inquilino cumplirá con el contrato). 

Sobre estos requisitos, Alvarenga da algunas recomendaciones: suele ser ideal que el garante sea un familiar, ya que hay un mayor compromiso por parte de la familia directa que de un amigo o conocido. El corredor inmobiliario también explica que la antigüedad laboral, factor que preocupa a muchos jóvenes aspirantes a inquilinos, suele tener una mayor flexibilidad de lo que se piensa. Si, por ejemplo, un joven acaba de comenzar un nuevo trabajo en una empresa en la que lleva solo dos meses de experiencia, pero tiene también otros cinco años de experiencia en una empresa anterior, viene con una trayectoria profesional distinta, que muchos propietarios valoran más allá de la antigüedad del trabajo actual. “Por sobre todo, es determinante elegir un buen perfil de inquilino, porque lo más importante es la tranquilidad del propietario del inmueble, que muchas veces quiere ahorrarse problemas como podría ser un juicio penal si su inquilino no cumple con algo”, concluyó el empleado de Tizado Propiedades. 

En Argentina, los sueldos de los jóvenes profesionales están entre los 840 mil y 1.4 millones de pesos mensuales, lo cual significa que estos individuos pueden aspirar a alquilar viviendas cuyo alquiler (con expensas) no supere los 460 mil pesos al mes. Aunque para muchos esta puede ser una opción viable, para otros es una realidad que presenta varios problemas. “Muchos jóvenes profesionales no están dispuestos a sacrificar comodidad y estilo de vida por independencia”, explicó Tomás Pérez Trepichio, joven licenciado en Administración de Empresas de 27 años buscando emanciparse. Existe una tendencia dentro del grupo etario de aquellos recién recibidos o en los primeros años de sus carreras profesionales y es que llevan una calidad de vida media-alta viviendo con sus padres, y no siempre prefieren emanciparse si eso implica, por ejemplo, pasar a vivir en ambientes reducidos. Esto explica en parte las edades de emancipación que analiza el informe mencionado previamente. 

Además, en la realidad argentina, no todos los jóvenes son profesionales, ni tampoco todos trabajan en relaciones de dependencia o con trabajo en blanco. Estas condiciones atentan directamente contra la posibilidad de alquilar, porque cualquier propietario va a preferir tener certezas, y un inquilino que no pueda proporcionar un recibo de sueldo por estar trabajando en negro presenta múltiples dudas y desconfianzas. 

Estas dificultades para las generaciones más jóvenes se dan de manera mundial, pero existen variaciones según territorios. “En las grandes ciudades es parecido a cómo es en Buenos Aires, pero en los pueblos más chicos o del interior es mucho más simple. La dinámica cambia porque la gente se conoce y no tiende a exigir tantas garantías. No es como en CABA, donde la gente no conoce ni a quién vive en el piso de abajo”, expresó Alvarenga. Al comparar estos requisitos con los de otras grandes ciudades como Madrid, Sao Paulo o Nueva York, resulta evidente que los términos, en general, guardan una gran similitud, pero estos territorios cuentan con condiciones de trabajo distintas, salarios más o menos altos para sus jóvenes, e incluso diferentes procesos legales en caso de un incumplimiento de contrato.

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Crédito: elaboración propia a partir de fuentes de la web.

La principal alternativa que tienen los jóvenes que no cumplen con estas condiciones es clara y ya se ve comúnmente en el mundo inmobiliario: alquilar en grupos. Alvarenga explica que, en sus cuarenta años de trayectoria en el mercado inmobiliario, hoy en día ve la mayor cantidad de búsquedas de alquileres entre más de una persona. Ya sea por jóvenes que buscan mudarse en pareja, o por grupos de amigos que optan por vivir juntos para aminorar gastos, el alquiler en grupos es cada vez mayor. También destaca casos de jóvenes de distintas familias del interior que alquilan propiedades en CABA en conjunto. En cualquiera de sus formas, el alquiler en conjunto es una opción a nivel internacional.

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