Festejos por el Día del Estudiante en la Ciudad de Buenos Aires
Como todos los años, el 21 de septiembre, los alumnos de secundaria celebran el Día del Estudiante. Las puertas de las escuelas cierran y los chicos salen en grupo a celebrar su día y a darle la bienvenida a la primavera. Si bien ya hay gente festejando, no se espera que la asistencia supere las 100 personas, por lo que no se preveen cortes ni disturbios.
Se acerca el mediodía y de a poco el parque Tres de Febrero comienza a recibirlos. Chicos y chicas caminan con manteles y canastas de picnic en la mano. Buscan con la mirada un lugar para sentarse y disfrutar del día.
“Hay facturas, alfajorcitos, pastafrola”, grita Alberto, que vino al parque a venderle algo dulce a la gente que está almorzando allí. Los adolescentes acomodan las cosas y se sientan. Rápidamente sacan los sandwiches, hamburguesas y comienzan a disfrutarlos bajo la sombra de los árboles.
El día ilustra la estación de forma perfecta. De a momentos el sol se asoma y calienta los cuerpos, pero luego se va y viene el vientito que hace que los chicos agarren la punta del mantel para que nada se vuele. Los jóvenes dubitativos se ponen el sweater y se lo sacan cada 5 minutos, casi como un ritual.
“El día del estudiante es una forma de celebrar todas las noches despiertas que te quedas estudiando”, comenta Bautista mientras se prepara para jugar a la pelota. El parque ofrece distintas actividades: hay gente jugando al fútbol, algunos chicos trajeron su pelota de volley y otros preparan sus patines para dar la vuelta al lugar.
Se huele el olor a jazmín y se escuchan las risas y charlas de los distintos grupos. Sin embargo, este año la concurrencia no fue un éxito. A diferencia de los años previos a la pandemia, la cantidad de gente es más reducida. Aproximadamente, hay solo 60 personas en todo el parque.
Hoy no hay ningún plan más que disfrutar. “Este día es para sentirse libre y estar con amigos”, afirma Érica Churra. Una pareja de adolescents sentados en sillas playeras prende su parlante y comienza a sonar Luis Fonzi, pero pronto la escena romántica se ve interrumpida por Tomi y Luca, dos perritos salchicha que corren como desaforados detrás de una pelota.
Si bien la cantidad de gente que se acercó al parque a celebrar fue escasa, quienes asistieron tuvieron un buen festejo. De a poco los grupos se fueron mezclando, y quienes empezaron el día como desconocidos terminaron festejando juntos.