Se ajustó la tarifa de los taxis, pero los conductores consideran que todavía no alcanza

Entró en vigencia la primera etapa del ajuste de tarifa de los taxis y los conductores reclaman que todavía no alcanza. La tarifa aumentó un 25% y la bajada de bandera alcanzó los $438, mientras que cada ficha cuesta $43,80.
El incremento en la tarifa se dividió en dos etapas, la segunda suba está programada para el primero de noviembre, también de un 25%. Sin embargo, los choferes especulan un tercer ajuste del 30% para marzo. “El aumento tendría que ser de un 140%”, explicó Rafael, taxista hace más de 30 años estacionado en la esquina de la Av. 9 de Julio y Paraguay, a su vez, remarcó lo atrasadas que están las tarifas.
La jornada laboral de un chofer de taxi es aproximadamente de 12 horas, en las cuales pueden llevar entre 17 y 22 pasajeros. El ingreso de los taxistas es exclusivamente lo que reciben de las personas que llevan. Si bien pasan todo el día transitando por las calles de la Ciudad, sus ingresos no les alcanza para cubrir los costos de su diaria, ni los necesarios para mantener el vehículo con el cual trabajan. Los gastos, sin embargo, tienen más variables. En primer lugar, para un día de trabajo necesitan como mínimo 2 tanques de combustible, que cada uno tiene un costo mínimo de $12000 –el cual calculan que aumenta cada 10 días–, además, tienen costos fijos como el alquiler del auto de unos 20 mil pesos, la licencia que supone entre 40 y 80 mil pesos. Además, del impuesto del canon que con la inflación vale 900 mil, el cual equivale a unas 20 mil fichas. Sin mencionar los gastos personales para atravesar la jornada, un café con leche te sale $1800 y un sándwich de milanesa $2 mil.
Los taxistas opinan que debe haber una forma de compensar el aumento de insumos, como el combustible y el seguro, todo lo que es mantenimiento. Se pueden considerar a los taxis como transporte público, pero en realidad no cuentan con los beneficios que gozan los colectivos, por ejemplo. El único beneficio que tienen es un carril especial en algunas de las principales avenidas, pero no cuentan con la posibilidad de transitar por el Metrobús ni los carriles especiales en la autopista 25 de Mayo. Matías, taxista hace más de 10 años, argumentó: “Somos transporte, pero al mismo tiempo estamos afuera de todo, no recibimos apoyo de nada”.
El sector de taxis no se ve solo afectado por la inflación, sino también por su principal competencia: la proliferación de las aplicaciones de conductores privados, como lo son Cabify, Uber, Diddy. Así, atestiguan la mayoría de los ciudadanos que pasean por las calles de Buenos Aires. María, en la avenida Cerrito entre Juncal y Arenales comentó: “Noto más un crecimiento en privadas y se ven menos taxis en la calle”. Como taxista hay que cumplir con una serie de regulaciones que exige el gobierno, por ejemplo, gozar de buena salud y exámenes regulares de visión y audición. Mientras que, en voz de los taxistas, el transporte de las aplicaciones no está regulado. El conductor Matías expresó: “El transporte de las aplicaciones no están reguladas para nada, hasta tienen autos de más de 10 años, cosa que los taxistas tenemos que cambiar la unidad obligatoriamente cada 10 años”.
A partir de esas transformaciones en el sistema de transporte de automóviles con taxímetro el mercado sufrió una reducción del 50%. Rafael se lamentó: “Éramos 35 mil, ahora hay 17 mil”. La Avenida 9 de Julio clásica por estar teñida de amarillo, hoy ve pasar a menos taxis, varios vacíos, pero muchos con pasajeros.
Tomar un taxi ya no es tan fácil como antes, Victoria, que caminaba en busca de uno explicó: “Tenés que salir a buscarlo a ciertas calles específicas y caminar muchas calles para cruzarte a uno que encima esté disponible”.