A 14 años de su partida, el legado de Félix Luna sigue vivo en la historia argentina
La revista ‘Todo es Historia’ une el pasado con el presente a través de la visión de Félix Luna.
Félix Luna es una figura clave en la historia argentina, reconocido por su manera innovadora de acercar el pasado nacional a la gente. Como fundador de la revista Todo es Historia, su objetivo era hacer que el conocimiento histórico fuera accesible y entretenido, sin ceñirse a posturas ideológicas rígidas. Su influencia perdura en cada edición de la revista.
Eliana De Arrascaeta, actual directora de la revista y apasionada por la historia, sigue esa tradición. Se graduó de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y tiene un doctorado de la Complutense de Madrid. Además, da clases en las universidades de La Matanza y La Plata. La entrevistada cuenta cómo las publicaciones actuales de Todo es Historia reflejan el legado de Luna y su impactó en la memoria colectiva del país.
Crédito: Serargentino.com
¿Qué aspectos de la visión de Luna se reflejan en las ediciones actuales de la revista?
Se mantiene el viejo espíritu que está consignado en el propio nombre: todo es historia. No se excluye ningún tema. También, mantenemos el pluralismo: cualquiera, de cualquier corriente historiográfica, puede escribir para la revista. En esto somos únicos en su género. Las revistas suelen tener tendencias muy claras, sobre todo desde lo ideológico. Nosotros publicamos de todas las extracciones y tenemos una única premisa: lo que se dice debe estar fundamentado con cierta rigurosidad. Una de las cosas más importantes que aprendimos de Luna es que no haya una confrontación ni pelea por alguien que es ajeno u opuesto al pensamiento propio. Además, desde el 67, publicamos de todos los confines del país: historias de pueblos, provincias y regiones.
¿Qué papel tuvo Luna en la formación de la identidad cultural argentina?
Lo único que puedo mostrarte son evidencias. La revista cumple 58 años en mayo del año que viene. No tenemos ningún apoyo oficial, no nos banca ningún partido. Esto quiere decir que hay una cantidad de gente con un cariño muy grande por el país y ganas de entenderlo desde una perspectiva más abierta. En momentos donde la sociedad mantiene grandes grietas, la revista sigue apostando a sumar y no a dividir, resiste porque tiene voz propia.
¿Cómo manejaba el desafío de popularizar la historia sin perder precisión?
Por un lado, su olfato. Tenía un olfato para todo lo que podía gustar o ser tema de época. Y creo que, si hago referencia a sus libros, uno podría ver en cada uno un tiempo histórico determinado. Decidió tener un tipo de revisión más vinculada a la pluralidad, al abanico de temas y a la idea de un espectro de país demasiado grande. Con respecto al tema de cómo manejaba popularizar la historia, tiene que ver con su personalidad. Era una persona muy discreta, con un sentido del humor impecable y respeto al afrontar ciertos temas.
¿Hay alguna anécdota memorable que lo caracterice como historiador?
Recuerdo una discusión con Lorenzo Pepe, un historiador peronista, que insistía en que la bandera era azul celeste y no celeste. Quería que, en todo el país, tuviéramos la bandera azul celeste. Luna, con una tranquilidad impresionante, le dijo: “Escúcheme, diputado, ¿a usted le parece, a esta altura de la soirée, cambiar la bandera?” Era un pragmatismo impactante. Siempre muy abierto a aprender de todos. Además, viniendo de una familia muy peculiar, con un padre dedicado a la política y radical, decidió abandonar su militancia radical y escribir sobre Yrigoyen, Alvear y Ortiz. Estos mismos libros se reflejan en la revista, en la que muchas veces firmaba con el seudónimo de Felipe Cárdenas, hijo. A su vez, aunque su familia era antiperonista, quiso entender el peronismo. Esto es lo que él hubiese querido como legado.
¿Qué influencia dejó Luna en nuevas generaciones de historiadores?
Él tenía una particularidad: nunca quiso hacer escuela de historiadores. Fue una tribuna, que no es lo mismo. Cada uno subía y decía lo que tenía para decir. Por otro lado, él tenía una pluma de poeta que era impresionante y que no tienen la mayoría de los historiadores hoy. No conozco ninguno que pueda escribir con la rigurosidad y con la facilidad de poeta que tenía. Por algo también es autor de las canciones más bellas del folklore como Mujeres Argentinas y Cantata Sudamericana.
Fuente: Todo es historia. Crédito: CC.
¿Hay alguna de sus obras que encapsule de manera especial su legado?
Él consideraba El 45, Perón y su tiempo, y Soy Roca como puntos fundamentales. También tenía tres hijas mujeres y siempre consideró que la revista era su cuarta hija, nacida en 1967, al mismo año que su última hija. Tanto él como Felicitas, quien estuvo en la revista hasta 2017, tienen el mérito de plantear una idea poco común en la Argentina: la idea de la sucesión, que la cosa debía seguir funcionando y no ser un manotazo de tiro todo al diablo porque me voy. En ese sentido, la huella de Luna y todos los que hicimos esa historia durante mucho tiempo son fundamentales, porque ninguno apostó a ser el dueño del circo. Primero, porque es una revista que se mantiene, pero no es para ganar dinero, sino con un sentido de patria. Tenemos un público fiel, que no es solo de personas grandes; cada vez sumamos más gente joven.