Ariana Harwicz, la autora argentina que conquistó Hollywood

“Matate, amor”, obra de Ariana Harwicz y emblema de la literatura argentina contemporánea, llega a los cines argentinos el 6 de noviembre bajo la dirección de Lynne Ramsay y con producción de Martin Scorsese.

Cultura y espectáculos04/11/2025 Josefina Van Thillo

La película Die, my love se estrenará en cines argentinos con una alta expectativa luego de su proyección en el Festival de Cannes, donde recibió una ovación de más de siete minutos. Está basada en la novela Matate, amor, publicada en 2012, que posicionó a Ariana Harwicz cómo una de las escritoras más singulares de la narrativa argentina actual. Es la primera parte de la Trilogía de la Pasión y fue traducida a más de 15 idiomas. La historia explora la maternidad, las dinámicas familiares, lo irracional y la intimidad femenina. Para profundizar en los desafíos y las decisiones detrás de adaptar esta novela a la pantalla, la autora comparte su visión sobre el proceso de adaptación y las expectativas frente al estreno.

¿Cómo fue el proceso de ver tu libro transformarse en una película?

Aunque no participé en la escritura del guión ni en el armado de la película, me fascina cómo una obra puede transformarse. Es increíble cómo una misma pieza se puede interpretar de tantas maneras y desde distintas perspectivas a lo largo del tiempo, sobre todo al adaptarla al cine o al teatro. Es como si la obra renaciera, no porque estuviera muerta, sino como una persona que vive varios nacimientos. Así podemos volver a verla, adquirir diferentes caras, tonos y aspectos, tan cautivador como un cambio de luz sobre un rostro.

¿Cómo fue trabajar con un equipo internacional y ver cómo distintas miradas culturales interpretaron tu obra?

No trabajé codo a codo con el equipo de producción, pero sí tuve contacto a través de mis agentes literarios. Al ser mi primera novela adaptada, trabajar con Martin Scorsese es algo muy grande Por eso no pude tener ese acercamiento que tal vez permite una estructura de producción más pequeña. Pero lo mejor fue el principio, cuando compraron los derechos para las tres películas, y todo lo que vino después.

Es increíble ver cómo una obra que nace de forma tan independiente, desde editoriales chiquitas o incluso autopublicada, llega al mainstream o se vuelve masiva. Es decir, algo que viene del outsider —un personaje, una estructura y una lengua de afuera— termina en el centro de todo. Y no solo porque la lengua sea el inglés, sino porque pasa en Estados Unidos, dentro de la industria de Hollywood. Para mí, esto es lo más interesante del arte: ver cómo se pueden atravesar diferentes mundos y campos. Era algo inimaginable para mí.

¿Hubo algo del libro que sentís que no pudo trasladarse igual al lenguaje audiovisual? 

Lo que no se pudo trasladar es, precisamente, porque es imposible de trasladar. Todo es a la vez traducible e intraducible, un dilema interesante y que no tiene resolución. Esta problemática se manifiesta al pasar de una obra a otra, y en este caso, de un género a otro: de la literatura al cine. Es decir, siempre hay algo que no se puede recuperar, como una pérdida absoluta. Siempre se pierde, y siempre se sacrifica, y eso hay que aceptarlo. Pero no hay nada en particular que no se pudo trasladar. 

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La novela también fue adaptada al teatro en formato de unipersonal, protagonizado por Érica Rivas, y se estrenó en 2018. (Foto: JVT)

Con el estreno tan cerca, ¿qué expectativas tenés sobre cómo será recibida la película? ¿Te preocupa la reacción del público?

No me preocupa, porque incluso si la obra es controversial (que es lo que sucedió en el Festival de Cannes cuando se estrenó en mayo en competencia oficial) incluso si hay gente que la odia, que la aborrece, que le parece pretenciosa o demasiado transgresora o rupturista, es parte del proceso. La directora mantiene una ética artística de no buscar ser complaciente ni crear algo masivo por el simple hecho de serlo, y en un punto eso tiene su costo, tiene su riesgo y hay que aceptarlo. Entonces, no tengo miedo. Además de que, por supuesto, la película no es mi obra, entonces no me puedo hacer cargo y ser responsable de una obra que no que no firmo yo. El autor o el artista debe ser responsable de lo que firma. 

¿Qué impacto pensás que puede tener esta adaptación en tu carrera como autora?

Creo que lo interesante es la posibilidad de que la obra Matate, Amor tenga nuevos u otros libros, nuevas traducciones. Cada traducción es como una nueva lectura o reinterpretación. Cuantas más relecturas tiene una obra, más interesante es el proceso y cuantas más leídas de diferentes perspectivas, más asociaciones, pensamientos, más te invita a pensar una ella. Así la obra sigue viva. 

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